Pesca con Mosca, Pasión por la Vida
Una vez o varias quizás, me han preguntado ¿porqué soy tan fanático de la pesca con mosca?, o ¿porqué todos los pescadores con mosca son tan fanáticos?. Bueno, sería arrogante de mi parte responder por todos, pero en pocas palabras trataré de responder por mi mismo.
La parte de nosotros que tiene mayor poder frente a todo lo que nos sucede y que nos transforma en sobrevivientes, dada la cualidad de aprehender el conocimiento en base a las vivencias, es la imaginación. Entonces,
Imagino que estoy, cada vez que puedo y donde sea que me encuentre, en un amanecer de pájaros cantando que se confunden con el melancólico arrullo de las aguas corriendo en alguna dirección de un estero amigo. Que la vida se detiene maravillosamente mientras un tímido sol que se despereza trata de correr el velo nupcial que flota en el espacio que me rodea.
Salgo de mi tienda de campaña, para quedar absorto, sin palabras acerca de lo que veo, escucho y siento, todo alrededor como una extraña y dulce sinfonía que no tiene partitura, pero es perfecta.
Y el río me espera, como la novia en el día del Sí, se contornea coquetamente y no puedo abstraerme de su misterioso atractivo. El tesoro que esconde celoso, me llama y aclama porque lo deje inmaculado, nunca lo toque.
Pero en mi sangre existe la pasión que mezcla la vida con la muerte, el juego del sueño con la realidad, la naturaleza del ser vivo que es capaz de respetar la vida y suspenderse en el instante que lucha con el pez, que lucha por su vida y que no la perderá porque esa es la esencia de dejar que la vida fluya.
Y el pez surgirá del cofre cristalino como un equilibrista en una cuerda multicolor, una y otra vez por aquello que se le arrebata, hasta que lo devuelva de nuevo al fondo de la natura vital. La mosca me permite llegar a él y mi alma le permite tomar un aliento nuevo.
Nada puede dejar una huella más trascendente que vivir dejando vivir, respetar el entorno del otro y ser a la vez quien tome el gozo de tanta maravilla, que no se resuelve con fórmulas de economía ni de política, que no tiene otro fin más que Ser y entender que somos parte de Un Todo, somos tan naturales como los demás elementos que nos rodean, sin tener que transformar lo hermoso y natural en algo práctico y sofisticado.
La naturaleza es sofisticada por derecho propio, nosotros mismos somos hermosos seres que simplemente no hemos sabido adaptarnos a nuestro entorno, no como los otros seres. Tomamos más de lo que necesitamos y No somos felices.
Vuelvo entonces cada vez a esa esencia que significa el estar en el momento y lugar adecuado cuando estoy pescando con mosca. Nada se parece más a nuestro origen, de donde venimos, el cazador - recolector que se mezcla en su propia y omnipotente naturaleza y que toma sólo lo que necesita y lo demás sólo lo disfruta sin destruirlo.
Está en cada uno de nosotros al nacer, pero nos vamos contaminando hasta llegar a contaminarlo todo, sin embargo el secreto de la felicidad está en buscar el renacer a la vida constantemente, darse la oportunidad de disfrutar su esencia.
Para mí, regresar al río es despertar a los sueños, a los peces, a unirme con ellos a través de la pesca con mosca, y que me transmitan como un golpe eléctrico el estado natural de las cosas, la libertad y la propiedad de sus destinos, sin más ataduras que el espacio y el alimento.
Que porqué son fanáticos los pescadores con mosca?, No me atrevería a responder por todos. Apenas si por mí, porque creo que no soy quien para ponerme en el lugar de otro, porque el respeto a la libertad de cada uno me preocupa más, porque también creo que cada uno tiene su propia forma de ver las cosas y por eso, por el derecho a pensar diferente de cada uno pongo mi fe en la especie humana. Es la filosofía de la pesca con mosca.
Pero en mi fuero interno muy oculto en el fondo de mi imaginación, está ese lugar perfecto que es posible lo encuentre cuando mi parte material le devuelva la vida prestada a la naturaleza y mi espíritu se dedique a pescar en cuanto río le parezca, maravillándose una y otra vez por siempre.
Hans Steffens A.
Marzo primero de 2006