Mucho y poco he escuchado  sobre la importancia de los ojos en las moscas.

Diría que es un tema abordado muy seguido por muchos pescadores pero nunca analizado a fondo. La mayoría de las veces la charla termina con un "muchas veces me ha pasado que la mosca pierde los ojos y sigue pescando con la misma eficacia". Este argumento, aunque muy real y cierto, nos incita a no analizar más profundamente la cuestión

Frente a esta anécdota recurrente de mis interlocutores, siempre realizo una pregunta más: « ¿y por que lo primero que tu mosca perdió fueron los ojos? »

Como primera medida debemos poner un contexto a la pregunta de la efectividad de los ojos en nuestras imitaciones.

No es lo mismo pescar truchas o carpas (peces con una dieta variada, pero compuesta en un gran porcentaje de insectos ) a peces cazadores (con una dieta casi en exclusividad piscívora).

Claramente, los ojos en moscas para truchas y carpas  tienen una importancia relativa, de hecho,  los patrones históricamente más efectivos no poseen ojos o son ojos poco desarrollados, con una función más de lastrado que imitativa (ojos de cadena).

Con los peces cazadores, la presencia de los ojos en nuestra imitación, es, en mi opinión, un gatillo fundamental.

Muchas veces, pescando dorados, me ha sucedido y supongo que a Uds. también, que la mosca es destrozada después de un par de capturas, y, aun así, seguir capturando peces  con un anzuelo casi desnudo.

Atribuyo este hecho a una situación de extrema competencia alimentaria, en esas situaciones, como dice un amigo: "les tiras un trapo de piso y lo toman igual" eso sucede igualmente con muchos otros peces cazadores.

Estas situaciones excepcionales no pueden ser nuestro parámetro para determinar que los ojos no hacen a la efectividad de nuestra imitación.

Desde hace muchos años me he apasionado por la pesca de peces predadores, junto con un par de amigos que han querido prestarse a la experiencia, hemos podido, durante los últimos 4 años, pescar y experimentar diferentes teorías con especies cazadoras, europeas y americanas.

Arrancamos nuestra experiencia basándonos de un par de premisas…

La primera, basada en las vivencias en el río,  ¿por que tan frecuentemente lo primero que pierden nuestras moscas ante un ataque son los ojos?

La respuesta fue obvia: «Por una cuestión de atado, pierden los ojos porque están mal pegados»… Así fue que comencé a aplicar varias capas de epoxi y barniz al punto que los ojos de mis moscas eran lo único que no se desprendía del anzuelo.

Aun así, después del primer ataque los ojos mostraban con mucha frecuencia signos de la mordedura de los peces. Había algo más…

La segunda, basada en la observación de los forrajeros de los distintos continentes, muchos de ellos han desarrollado un ocelo o algún tipo de marca simulando un ojo, cerca de la aleta caudal. Es un medio de defensa ante el ataque de predadores, los órganos vitales se encuentran lejos de la zona atacada es decir, la zona de los ojos.

De allí mi razonamiento: "si tantas especies a lo largo de siglos han desarrollado una técnica de supervivencia basada en simular ojos, ¿como puedo obviarlos en mis moscas?’’

La tercera, basada en el concepto de la macrofagia, les dejo la definición extraída de internet…

«Término que describe un tipo de alimentación de los organismos heterótrofos en los que la comida se ingiere en forma de grandes trozos » «La macrofagia se produce en los animales que realizan de forma activa la selección y la captura del alimento. Es típica de depredadores y carroñeros.»

Estas definiciones coinciden con el menos científico, pero no menos cierto,  «Pez grande/mosca grande» que todos hemos escuchado o experimentado alguna vez.

Mi razonamiento fue el siguiente «si quiero pescar un gran pez, necesito una mosca de gran tamaño, pero una mosca de gran tamaño es muy difícil de lanzar, ¿que sucede si realizo una mosca casteable con un ojo sobredimensionado? ¿podrá simular un pez más grande?»

La respuesta a esta pregunta fue mucho más allá de lo que esperaba, no solo este tipo de moscas funcionaba con peces grandes, sino que en el sentido opuesto cuando los grandes peces se alimentaban de pequeños alevinos (durante la primavera o el otoño, en las épocas de gran reproducción de los forrajeros) reducir el tamaño del ojo de la mosca me permitía convencer peces que se habían vuelto extremadamente selectivos con el tamaño de sus presas.

Mis moscas ya no necesitaban ser diminutas y con anzuelos que se doblaban ante un gran pez, podía utilizar anzuelos fuertes en moscas ligeramente más grandes siempre y cuando utilizara ojos acordes al tamaño de los alevinos que los peces estaban cazando.

Este descubrimiento me sigue sorprendiendo hasta el día de hoy, por ejemplo, este último verano pescando Lubinas en España pasé una mañana entera tratando de tener una tomada sin resultados, sabía que se estaban alimentando de alevinos pero en mi caja solo tenía una mosca pequeña con ojos grandes (cuando voy a la playa con mi familia suelo llevar el material mínimo para pescar solo si veo una oportunidad interesante)

Ya cansado, decidí cambiar de imitación, para mi sorpresa, en el fondo de mi caja, encontré la misma mosca (del mismo tamaño y color) que la que estaba usando, pero con ojos mucho más pequeños, el resultado fue inmediato, pesqué 7 lubinas en media hora.

Cuando volví y me tire a tomar unos mates con mi mujer y mis nenas escuche la pregunta: «¿que te pasa papa? ¿por que te reis solo?»

Un agradecimiento enorme a mis amigos Pescapoco, que, durante tantos años y con mucha paciencia, esa que solo los amigos pueden tener, han colaborado, testeando, aportando vivencias  y capturas  a mis teorías poco ortodoxas.

Les dejo un abrazo,

Ramiro