Finalizando la temporada con mucho frío y algo de nieve en un pequeño arroyo mendocino, me encuentro pescando, esta vez acompañado por un amigo. El frío es intenso, realmente la temperatura muy baja, y con eso se reducen las chances de pesca, que según los lugareños son escasas o prácticamente nulas.

Ya son pasadas las 15.00 hs y llegando al máximo calentamiento, decidimos probar río arriba a unos 2500 mts de altura, muy cerca de la nubosidad baja y las nevadas que están presentes, pero por suerte estas son leves. El río se presenta semi-congelado en partes, sobre todo en los bordes, lo que le agrega algo de dificultad a la pesca.

Un río típico de montaña, con un fuerte gradiente, y un caudal muy fuerte con muchos pozos y cascadas chicas de no más de 4 o 5 metros de largo, y siempre con piedras grandes que mantienen los pozos inalterables con el tiempo. 

El lugar elegido, una piedra grande detrás de una gran corredera de unos 4 mts de largo con mucha correntada, que generaba una zona calma detrás de no más de 50 o 60 cm de ancho por 1 metro de largo a lo sumo. Me encontraba enfrente a unos 5 o 6 mts de distancia, un tiro corto pero muy preciso, con la complicación de una gran correntada que arrastraría la línea si esta la tocaba. Había que pescar sólo con el líder, la puntera de la caña en alto, con una ninfa grande bien lastrada en anzuelo #8 y con un plomito de 0.5 grs a unos 20 cm de la mosca para que profundice rápido.

Efectúo el primer tiro, la mosca entra perfecto y con gran precisión en la zona deseada, pero bajo demasiado la punta de la caña y la línea toca la correntada…la mosca sale eyectada corriente abajo. Efectúo el segundo tiro, esta vez con la precaución de no bajar la puntera de la caña, la mosca entra perfecto a 10 cm de la piedra en la zona calma y se hunde rápido, la línea no toca la correntada por lo que estoy pescando con sólo con el líder, siento que el mismo se tensa, levanto la puntera de la caña aún más y noto que hay una trucha enganchada, la caña se arquea casi de inmediato, intento mantenerla en la zona calma, pero la astuta trucha cambia de dirección y se posiciona en el centro de la correntada. La caña #5 ya no aguanta más, la trucha sale a la superficie mostrando su tamaño. Escucho una carcajada y una voz que me dice: “…que pedazo de trucha que enganchaste…” La caña ya no da más, y me veo obligado a liberar presión o cortar el tippet 3x. Como si supiera esto, la trucha cambia de dirección corriente abajo y acelera a gran velocidad, ya va por el segundo y el tercer pozón, ambos con gran correntada. Intento detenerla, pero comienzo a darme cuenta que tengo todas las de perder…!!!

La añeja arco iris conoce cada pozón, cada correntada con una precisión asombrosa. Ya saco más de 15 mts de línea, y logro detenerla en el tercer pozón, pero nuevamente la caña no da más y se arquea hasta el límite, la correntada es muy fuerte y la trucha se muestra nuevamente con un gran salto digno de admiración.

Me encuentro sobre una gran piedra, sorprendido, y desesperado por la situación, con la caña arqueada al límite, una gran arco iris enganchada en una fuerte correntada y le aviso a mi amigo. “…voy al agua…” Aún sabiendo que en esas condiciones implicaba el final de la jornada de pesca al caer a un agua con solo unos pocos grados de temperatura, salto al agua en el preciso momento en que la trucha ejecutaba un tercer salto corriente abajo, y pasa al cuarto pozón y de allí otro salto y al quinto pozón con una velocidad que sorprende. Escucho el ruido del nudo del backing con el roce del pasahilos de la caña. La desesperación me aborda, la trucha sacó toda la línea y decido frenarla de golpe. La trucha efectúa un último salto escupiendo la mosca  por el aire, y es el fin de una gran batalla que ha ganado con total justicia. Me queda sólo el sabor amargo de haber perdido la trucha de la temporada, pero me queda la recompensa de una gran batalla que creo no olvidaré jamás…!!!