El norte de Tailandia alberga algunas especies de Mahseer menores en tamaño, pero igualmente combativas e interesantes. Los ríos donde habita esta especie están encajonados entre las montañas que forman la frontera entre Birmania (o Myanmar) y Tailandia. Esta zona ha sido el terreno de largas batallas y conflictos entre ambos países y hoy se halla poco poblada y bajo estricta supervisión militar. Allí nos dirigimos con el guía local una tarde de viernes.
En esos ríos cristalinos que atraviesan la jungla tailandesa pescamos aquel fin de semana muchísimos Mahseers (de un par de especies distintas) y también algunas de las lindas truchas de Birmania que, aunque no son realmente salmónidos, llevan ese nombre debido al gran parecido con las truchas arcoiris. (Lamentablemente, no hicimos buenas fotos de esta especie, pero pueden ver una de estas pequeñas truchas de boca grande en una de las imágenes).
La pesca en los ambientes selváticos de Tailandia sorprende de diversas maneras. El río es similar a uno mediano de truchas de la Patagonia, pero está cercado por un paisaje frondoso, húmedo e inhabitado (que se asemeja bastante al Río Dorado en la provincia de Salta). Lo que genera un cambio definitivo en la experiencia son los sonidos de animales y aves que solo se encuentran en Asia; y por supuesto, los Mahseers.
La pesca se realiza con ninfas clásicas, algunas moscas que imitan pequeños frutos, y también con streamers pequeños. El pique se da ni bien la mosca toca el agua y suele ser explosivo. Todavía pienso en el primer ataque, que me tomó por sorpresa ni bien la Gurgler tocó el agua bajo unas ramas; a lo que el guía solo respondió: "Ahora ya sabés cómo es la pesca de Mahseers."
La pelea de estos peces es uno de sus puntos fuertes. Luego del violento pique, se produce una primera corrida muy larga que debemos frenar antes de que el Mahseer comience a jugar sucio metiéndose en cualquier rama que encuentre bajo el agua. Es una batalla muy divertida que el guía casi siempre debe terminar corriendo aguas abajo para copear a la presa antes de que se pierda.
Acá van algunas fotos para ilustrar estas salidas junto al guía Bobby Kaotakul. Esta pesca es una experiencia imperdible para quien tenga la suerte de visitar estos territorios tan distintos. Las comidas, la amabilidad de los tailandeses, las diferencias culturales, las historias de guerras y tráfico de opio en esas mismas tierras, la profesionalidad del guía, y todo lo que conlleva el programa lo hacen un viaje único en la vida de un pescador con mosca.
En esos ríos cristalinos que atraviesan la jungla tailandesa pescamos aquel fin de semana muchísimos Mahseers (de un par de especies distintas) y también algunas de las lindas truchas de Birmania que, aunque no son realmente salmónidos, llevan ese nombre debido al gran parecido con las truchas arcoiris. (Lamentablemente, no hicimos buenas fotos de esta especie, pero pueden ver una de estas pequeñas truchas de boca grande en una de las imágenes).
La pesca en los ambientes selváticos de Tailandia sorprende de diversas maneras. El río es similar a uno mediano de truchas de la Patagonia, pero está cercado por un paisaje frondoso, húmedo e inhabitado (que se asemeja bastante al Río Dorado en la provincia de Salta). Lo que genera un cambio definitivo en la experiencia son los sonidos de animales y aves que solo se encuentran en Asia; y por supuesto, los Mahseers.
La pesca se realiza con ninfas clásicas, algunas moscas que imitan pequeños frutos, y también con streamers pequeños. El pique se da ni bien la mosca toca el agua y suele ser explosivo. Todavía pienso en el primer ataque, que me tomó por sorpresa ni bien la Gurgler tocó el agua bajo unas ramas; a lo que el guía solo respondió: "Ahora ya sabés cómo es la pesca de Mahseers."
La pelea de estos peces es uno de sus puntos fuertes. Luego del violento pique, se produce una primera corrida muy larga que debemos frenar antes de que el Mahseer comience a jugar sucio metiéndose en cualquier rama que encuentre bajo el agua. Es una batalla muy divertida que el guía casi siempre debe terminar corriendo aguas abajo para copear a la presa antes de que se pierda.
Acá van algunas fotos para ilustrar estas salidas junto al guía Bobby Kaotakul. Esta pesca es una experiencia imperdible para quien tenga la suerte de visitar estos territorios tan distintos. Las comidas, la amabilidad de los tailandeses, las diferencias culturales, las historias de guerras y tráfico de opio en esas mismas tierras, la profesionalidad del guía, y todo lo que conlleva el programa lo hacen un viaje único en la vida de un pescador con mosca.