Hace unos minutos leí el posteo de alguien que refirió una conferencia ofrecida por uno de los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes, ocurrida varias décadas atrás. Centra su reflexión en el valor de la simpleza como eje primordial para la concepción y el trazado de metas y acciones cotidianas en pos de la "felicidad" y del hecho de rescatar, desde esa perspectiva, que ningún objetivo exitoso, laboral o externo a la vida familiar, puede estar por sobre el bienestar de la familia.
Como nuestra querida Pesca con Mosca: Cuanto más simple, más plena, y más se disfruta... (No mi querido Darío Pedemonte?)
Aclaro, no niega el valor del empeño laboral desde el que sostenemos la familia. No. Lo que dice es que si ese éxito va a ir en detrimento de la plenitud familiar, no es justificable.
No puedo dejar de sumarme a esa idea y reconocer que gracias a Dios, sin el costo que debe haber resultado aquella dramática experiencia, con el tiempo esa misma idea se ha ido incorporando a mi trayecto.
Por eso es que mi deseo para todos Ustedes, amigos distantes y cercanos al mismo tiempo, para este novel 2015 es que la felicidad de lo simple se instale en su cotidianeidad y que la dicha plena la encuentren cada día, al volver para estar en familia.
Un gran abrazo para todos!
Y muy pero muy feliz 2015!