Ubicado en la Provincia del Neuquén, Argentina. Su denominación recuerda a Tomás Falkner, sacerdote jesuita misionero y explorador inglés del siglo XVIII.

Fue un día caluroso con el lago planchado. Sobre última hora se levanta un poco de viento cálido que agita la superficie. Nos quedan solo un par de horas de luz, y empezamos a recorrer lentamente la costa con un motor eléctrico para no hacer ningún ruído. El típico olor a humedad baja por el bosque, mientras lanzamos nuestras líneas de flote que intentan tentar alguna trucha desprevenida.

Entramos en una bahía un poco más reparada y de golpe aparecen caddis por todos lados y nos vemos envueltos en una fiesta de subidas de truchas arcoiris..."ploch, ploch" a cada rato, en todo lugar de la línea de costa hasta donde alcanza la vista. Nuestras imitaciones enseguida tientan las primeras con tomadas inolvidables. Son chicas, no superan el kilo de peso salvo excepciones, pero con cañas #4 y #5, y un pique detrás del otro es muy divertido.  

Entre tanto, comentamos "la coronación de esta tarde sería alguna marrón con seca". No terminamos de decir eso, y Nicky ve una muy buena crucereando a dos metros de la costa. Lanza preciso un metro por delante en la dirección en la que va la trucha, y por un instante nos quedamos todos mirando sin siquiera respirar hasta que la vemos tomar, clava y es festejada por todos! una buena pelea que busca la profundidad del lago, fotos y al agua.

Enseguida vemos que las arcoíris desaparecen casi por completo, son las marrones que atraídas por los frenéticos ruidos de alimentación de sus pares, aparecen en escena! La tarde cobra aún más magia y vemos marrones por todos lados zipeando caddis atrapadas en la tensión superficial del agua. Están patrullando a pocos metros de la costa y les tiramos a pez visto. Isaías, deja su cámara de fotos y se una al equipo de las cañas y saca las suyas tambièn.

Los piques son espectaculares y nos tienen sin pausa hasta las ùltimas luces. Poco antes de irnos, vemos otra marròn buena, viene comiendo tranquilamente paralelo a la costa a unos 15 metros nuestros, lanzo tres metros delante para esperarla, dejo la mosca quieta y cuando llega toma suavemente, levanto la caña y arranca un buen combate.

Ya de noche, detrás de la montaña sale la luna nueva, que nos ilumina en nuestra vuelta. No podría haber sido más perfecto. En una petaca aún queda algo de whisky, se arma una ronda y volvemos gritando de la alegría por la experiencia vivida. ...."y pensar que hay gente que le gusta el Basket, cuando existe la pesca con mosca" (by Nicky) ....risas!!

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Gracias Isaías Miciú y Nicky Cetra Estrada, dos excelentes compañeros de pesca!